viernes, 22 de mayo de 2015

AMAZON Y EL LIBRERO AUTOMÁTICO

 


Parece ser que la tercera parte de las ventas de libros por Amazon se deben a recomendaciones automatizadas y personalizadas. Muy pronto los responsables de ventas se percataron de que esas recomendaciones, y las listas de libros más vendidos basadas en en los datos masivos de millones de compras previas, hacían sonar la caja registradora a mucha más velocidad que las reseñas escritas por un equipo editorial de la casa.

Se observó que el algoritmo hace más caja que el editor humano; desde entonces ya no se trata de analizar el producto bibliográfico sino el acto de la compra. Aunque el ordenador no sepa porqué un cliente que compra una novela de Víctor Hugo podría comprar también una de Joseph Conrad hará esa recomendación si los megadatos la promueven.

Sobra decir que Amazon desmanteló el equipo humano de editores. Menos coste y más ventas. Es éste un buen ejemplo de cómo en una lógica financiera lo que son valiosas son las correlaciones, poco o nada importan las causas profundas de las cosas. Basta con detectar la lógica de la manada, del rebaño, la emulación.

Este ejemplo no es casual. Porque su creador y máximo directivo no proviene del gremio de los libreros. Jeff Brezos habría trabajado antes en el mundo de las finanzas. Y eso explica que el portal de ventas se haya diversificado hacia un gran bazar online y, más recientemente, como proveedor de servicios para empresas en la nube.

Como un virtuoso valorizador de los metadatos que sus usuarios le regalan en cada click. Estamos ante una subordinación de la red y las TIC a la lógica financiera, cosa que también se comprueba en Google y otros gigantes de las .com. Una subordinación que afecta, como bien se observa, a la naturaleza profunda de aquello que se ocupan de gestionar.

lunes, 18 de mayo de 2015

PALABRAS Y ESCRITURA: 

HUMANOS Y COMPUTADORAS




Una forma sencilla de diferenciar a un ser humano de una computadora (un asunto que ya había ocupado a Alan Turing en 1950) la ideó en el año 2000 Luis von Ahn. Su objetivo era evitar la multiplicación millonaria de correos, o entradas basura, generados por algoritmos que colapsaban la red.

Se le ocurrió la idea de presentar letras garabateadas y difíciles de leer. Las personas serían capaces de descifrarlas, y reproducirlas en su teclado en la secuencia correcta, pero un ordenador no podría hacerlo. 

A esa secuencia garabateada se le denominó CAPTCHA (acrónimo de Test público de Turing completamente automatizado para diferenciar a los seres humanos de los computadores); puede considerarse un test de Turing inverso por medio del cual una computadora distingue al humano de una máquina.

Esta técnica pone de manifiesto que en lo relativo al lenguaje (oral o escrito) la actual digitalización y automatización informática se estrellan contra complejidades harto difíciles de encajar en un algoritmo. Es por eso que los mejores traductores automáticos están aún muy lejos de alcanzar el nivel de un traductor humano, y es por eso que la caligrafía nos singulariza frente al teclado mecánico. 

Las palabras (y los textos escritos) no son un gigantesco problema de matemáticas y de cálculo de probabilidades. Son otra cosa. Por eso el Big Data no puede traducir un poema ... ni digitalizar un captcha en un teclado.

viernes, 8 de mayo de 2015

domingo, 12 de abril de 2015

¿ES LEGÍTIMO LLAMAR INTELIGENCIA (ARTIFICIAL) A UNA MEMORIA MASIVA?


Las fases finales de las partidas de ajedrez, en las que sólo quedan en el tablero seis piezas o menos, han sido analizadas por completo y todas las jugadas posibles han sido representadas en una tabla masiva que, una vez descomprimida, ocupar más de un terabyte de datos (Nalimov tableset, 2000) (enlace a las tablas).
Eso permite que los programas de ajedrez jueguen sin fallos las fases finales de las partidas de ajedrez, que son las cruciales. Ningún ser humano podrá superar nunca al sistema.


Se puede deducir de aquí que: 

¿más cantidad es mejor que más inteligencia? 

¿más cantidad de memoria implica jugar mejor al ajedrez?

... ¿ganar siempre es saber jugar mejor?

miércoles, 18 de marzo de 2015

EL MONO QUE LLEVAMOS DENTRO

"Las explicaciones de los orígenes humanos que no tienen en cuenta esta profunda conexión y nos presentan como solitarios que se reunieron de mala gana ignoran la evolución primate. Pertenecemos a una categoría de animales conocida por los zoólogos como «gregarios obligados», lo que significa que no tenemos otra opción que mantenemos unidos.

Por eso el temor al ostracismo acecha en las esquinas de toda mente humana: ser expulsado es lo peor que puede sucedemos. Así era en los tiempos bíblicos, y así sigue siendo hoy en día. La evolución ha implantado en nosotros la necesidad de pertenecer y ser aceptado. Somos sociables hasta la médula.
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En 1879, el economista norteamericano Francis Walker intentó explicar por qué su gremio tenía tan «mala fama entre las personas reales». Echó las culpas a su incapacidad para comprender por qué el comportamiento humano no se ajusta a la teoría económica. No siempre actuamos como los economistas piensan que deberíamos, principalmente porque somos menos egoístas y menos racionales de lo que los economistas suponen que somos.

Los economistas están siendo adoctrinados en una maqueta de la naturaleza humana que dan por buena hasta tal punto que su propio comportamiento ha comenzado a parecerse a ella. Los exámenes psicológicos han demostrado que los catedráticos de economía son más egocéntricos que el estudiante uniiversitario medio. La exposición clase tras clase al modelo capitalista del interés propio parece matar cualquier tendencia prosocial de entrada. Dejan de confiar en los demás y, en correspondencia, los demás dejan de confiar en ellos. De ahí la mala fama”.

 Frans de Waal  
"El mono que llevamos dentro"
 Tusquets-Metatemas (2007: 233, 243-244)

lunes, 5 de enero de 2015

La nueva utopía digital

Para realizar un análisis crítico del reciente libro "El futuro digital" (Anaya Multimedia, 2014), escrito por dos eminentes cerebros de Silicon Valley, podría ser de utilidad lo que se sostiene en este enlace (aquí) al hilo de un excelente ensayo publicado en el ya lejano año de 1986.

Por lo demás "El futuro digital" comparte con otro ensayo de gran impacto ("La era de la información") un enigmático autismo en relación a la creciente insostenibilidad ambiental y social del mundo feliz que prometen (ver aquí).